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Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos.

Rayuela, capitulo 93, Julio Cortazar
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sábado, 5 de enero de 2013

Siete y el Tigre Harapiento.

Siete y el Tigre Harapiento.
de Leonardo Oyola.

Creo que mi única incursión al policial argentino hasta este libro era la genial El enigma de parís de Pablo de Santis. Luego de alguna recomendación y de toparme con el libro en un par de librerías le di una oportunidad a esta novela de Oyola, la cual ganó varios premios al mejor policial o novela negra. Tengo que admitirlo, la primera página me llevo como mínimo dos oportunidades para poder arrancar, de ahí en más fue un viaje de ida a las aventuras del Inspector Vals, la orquesta del gato cabezón, el sargento Ferrara y por supuesto, el Tigre Harapiento.

     Oyola lo lleva a uno de las narices durante toda la historia, no hay momentos para respirar a través de diálogos que van desde lo solido a lo meramente brillantes se construye un policial lleno de acción, misterio y mucho humor negro.
      Siempre que leo policiales de manera conciente o inconciente intento adivinar "quien es el asesino". Fallé miserablemente y me deje llevar por las falsas pistas que el autor deja por todo el libro. Lo bueno es que mis conclusiones eran las mismas que las de los policías. Ahora bien, no me doy cuenta si Oyola hizo trampa o no, si están las pistas en el libro para deducir quien es el asesino antes que el Heroe de la historia lo diga en voz alta para nosotros. Creo que no, contrario a lo que me pasa con las historias de Sherlock Holmes, me importa un bledo. El libro va por otro lado y no tanto por el misterio a resolver, va por los personajes, por sus personalidades y por la historia que se teje entre ellos.

        Al principio mencione El enigma de París y de esa mención a esta me di cuenta (y no antes) la cantidad de puntos en común que tienen las dos obras, no solo en tematica y ambientación de epoca, si no en el desarrollo de la historia y en muchos de sus puntos y vueltas más importantes; pero sobre todo en la calidad de la obra. Y aún así, con tanto en común, Sieta y el Tigre Harapiento, se alza como una obra única en derecho propio y  mejor si la lees...

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